Podréis pensar que hacer un panettone salado con sobrasada en vez de mantequilla, y parmesano en vez de fruta confitada, más que panettone sería aberrazione. Y lo mismo tenéis razón. No obstante, es posible que cambiéis de opinión después de disfrutar del olor que desprende un sobrasone, y de su sabor tan especial. Puestos a transgredir, por qué no elaborar un panettone salado y picante con aceite de oliva como única grasa, pimientos y aceitunas. Lo de hacer panettoni salados no es idea nueva, como tampoco lo es el uso de aceite de oliva sustituyendo a la mantequilla en esta elaboración típicamente navideña. Pero tampoco veo yo que estén muy presentes, y lo mismo queréis desmelenaros y hacer un poco el gamberro con vuestras masas. Os presento aquí tres ideas para panettoni alternativos, una dulce y dos saladas, que hacen uso de la sobrasada o del aceite de oliva en vez de la mantequilla. Además, os propondré una de las muchas formas de aprovechar tanto los restos de refrescos de masa madre como de las claras sobrantes.
Sigue leyendo
Bollitos de calabaza
Casi ni me atrevo a llamar a esto una nueva entrada, pues se trata simplemente de una modificación de una receta de mediasnoches que no es ni siquiera mía. En cualquier caso, pienso que es una bonita forma de despedir al otoño antes de que nos invadan del todo los panettoni.
Bagels
Es difícil encontrar panes tan sencillos de elaborar, y tan riquísimos. Si existiera un coeficiente, al estilo de la manida relación calidad/precio, que vinculara la facilidad de preparación de un pan con la satisfacción producida, los bagels se encontrarían indudablemente entre los puestos más destacados. Para mí están en primer lugar. Los bagels, junto con los baos, fueron los primeros panes que aprendí a hacer, y forman parte entrañable de nuestra vida familiar desde hace mucho tiempo. Este blog lleva ya cinco años andando, y he pensado que homenajear al bagel es una buena forma de celebrarlo. Para elaborar esta entrada he contrastado varias recetas y procedimientos, e indagado sobre la importancia de cada proceso e ingrediente, que discuto a la luz de mis resultados y de algunas horas de lectura. Sigue leyendo
Cebada al cubo
Algunos compañeros en el trabajo hacen su propia cerveza, y muy rica tengo que decir. Un día les propuse que me dieran el cereal residual que les queda tras la maceración de la malta, el bagazo, pues había leído que es un añadido interesante en el pan. Lo probé en masas hidratadas con cerveza negra, obteniendo panes con un sabor tremendo al incorporar esas dos fuentes de cebada. Más tarde, para rizar el rizo, decidí añadir también harina de cebada negra. Ya tenía tres aportes de cebada (cebada “al cubo”), y produjeron unas piezas de sabor complejo y disfrutón a las que daba lástima añadir unte o alimento alguno. Hay panes que por derecho se pueden comer solos, y éstos sin duda pertenecen a ese club.
Toma castañas
Resulta halagador, a la par que inquietante, observar la fe que mis amigos tienen en mis panes. Me regalaron en el trabajo una bolsa de castañas de las Alpujarras para que “inventara un pan con ellas”. Ahí es nada. Toma castañas. Después de darle varias vueltas y pedir consejo a mis amigas superpanifragilísticas, me acordé de unos bollos suizos que hice hace ya casi dos años a partir de otro regalo castañil, en aquel caso en forma de crema dulce de castañas, y que nunca llegué a publicar. Antes que acabe el otoño, os dejo aquí el resultado, que de original tiene poco, pero que ilustra muy bien lo que puede producir una cadena de regalos propios y ajenos, o un Tiempo de los regalos, que diría Patrick Leigh Fermor. Sigue leyendo